YAKUTSK

Frío. De ése que se te mete hasta los huesos y te deja tiritando. No hay abrigo para ese frío. Los dedos se hielan dentro de los bolsillos, las orejas duelen como si fueran a quebrarse por la mitad, la nariz alberga estalactitas de cueva ancestral. Corro para escapar del frío, pero me persigue y se mete en mi garganta, cada inspiración es un témpano de hielo clavado en mis cuerdas vocales.
Qué soledad me provoca este frío, escarcha de cama vacía en la madrugada, ventanas abiertas en la gélida noche de Perséfone. Caminaría hasta el final del invierno si así pudiera alcanzar un rayo de sol con el que calmar el alma. Pero queda lejos el verano. Aquí sólo hay nieve, lo cubre todo, todo se vuelve cárdeno y rígido a su paso, tapona las puertas, invade los tejados. Muerte a su paso. Muerte sutil sembrándose en campos y poblados, dejando a los potros huérfanos y a las ancianas solas sin lumbre en los hogares. Muerte. De hojas secas y ramas de cristal. Muerte. De viento sordo golpeando en la ventana, de manos largas rasgando los caminos, de palas funestas abriendo paso en la agonía.
Tengo tanto frío que me dan ganas de llorar.
Frío.
O tal vez sea miedo..
Freddo. Quello che ti va fino alle ossa e ti fa rimanere tremante. Nessun cappotto per questo freddo. Le dita si gelano in tasca, le orecchie fanno male come se fossero a spezzare a metà, il naso ospita stalattiti di grotta ancestrale. Corro per sfuggire al freddo, ma mi segue ed entra nella mia gola, ogni respiro è un iceberg inchiodato nelle mie corde vocali.
Che solitudine mi dà questo freddo, ghiaccio di letto vuoto al mattino, finestre aperte nella fredda notte di Persefone. Camminerei fino alla fine dell'inverno se così potessi raggiungere un raggio di sole con cui lenire l'anima. Ma l'estate è lontana. Qui c'è solo neve, copre tutto, diventa tutto rigido e blu nel suo percorso, blocca porte, invade tetti. Morte nella sua scia. Morte sottile impiantandosi in campi e villaggi, lasciando puledri orfani ed anziane sole senza fuoco nel camino. Morte. Di foglie secche e rami di vetro. Morte. Di vento rauco che colpisce la finestra, di lunghe mani che strappano i marciapiedi, di pale fatali che aprono strada nell'agonia.
Ho così freddo che mi viene voglia di piangere.
Freddo.
O forse sia paura.